Perros de la calle
Siempre me imagine
con ser un perro de la calle.
Deambular libre por
mi ciudad y recorrerla de punta a cabo.
Jugar con los taxis,
ladrando cuando pasan cerca de los paraderos.
Acompañar a las
personas que esperan su micro.
Dormir a mi antojo en
cualquier lugar,
por dónde camina los
humanos o tal vez a orillas del Mapocho.
Andar sin destino por
el mundo que amo.
Ver los atardeceres
en el cerro Santa Lucía
y jugar con los niños
que suben el cerro san Cristóbal.
Enamorarme de esas
perritas que caminan moviendo la colita,
pasar juntos las
tardes del caluroso verano
y correr de Patronato
a Baquedano.
Jugar a atrapar
palomas y a dejar mojones escondidos.
Escapar de "los
pacos".
Chapotear bajo la
lluvia en las noches de invierno.
Caminar, aprender,
observar.
No vengo a resolver
nada.
Yo vine aquí para
pasear
y para que ladren
conmigo.
Luego de haber vivido
una vida intensa,
morir solo y
tranquilo
bajo las sombras de
los edificios
de mi Santiago.
Perro de barrio Bellavista
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